sábado, 11 de junio de 2011

"LITERATURA FOLCLÓRICA SIGLOS XVIII Y XIX" (3)

Anteriormente ya hemos comentado la literatura folclórica desde cada uno de los tres género literarios, por lo que en la presente entrada vamos a continuar con los siglos XVIII y XIX, que es la época en la que se producen las recopilaciones más importantes de los cuentos folclóricos europeos.
No sólo se puede ir a la literatura folclórica española, hay que mirar la de otros países ya que no sabemos dónde acaba la frontera de lo español  y no se conoce el origen de los cuentos, ya que eran transmitidos de boca en boca e iban surgiendo variantes.
Empezaremos hablando del primer gran recopilador de cuentos folclóricos, Charles Perrault (Francia), que pertenece al siglo XVIII. En esta época, reinaba Luis XIV, el rey Sol, a quien le gustaba que le entretuvieran, unas veces iban los cortesanos y preparaban una obra de teatro, o cantaban y bailaban. Otras, venía gente de fuera y quería que le contaran historias del pueblo, ya que eran más originales.
En la corte estaba el  pedagogo Perrault, el cual tenía la creencia de formar y educar a la gente de otra manera, a través de los cuentos. Prestó mucha atención a los cuentos que contaban a sus hijos cuando eran pequeños y escuchaba a la nodriza. Le gustaban las historias italianas, por ejemplo de Bocacho y de Joan Bautista Basile, y las historias tradicionales celtas; Hizo una recopilación de unas 20 historias folclóricas del pueblo que adaptó para convertirlas en historias moralizantes hasta el punto de que todos sus cuentos tienen una moraleja final.
Entre estos cuentos están los más conocidos por los niños actualmente, como “Pulgarcito”, “El gato con botas”, “Caperucita roja”…
Hay que dejar claro que Perrault no es el autor de los textos, sino que lo recogió del folclore.
En la versión de “Caperucita roja” de Perrault  encontramos una intención moralizante y es dura, ya que el lobo se come a caperucita por lo que no contiene un final feliz. Más adelante, con los hermano Grimm (siglo XIX), aparece una nueva versión del mismo cuento, sin moraleja y con final feliz, ya que introducen a un leñador que salva la vida a caperucita.

En esta misma época en Francia hay más autores como Armand Berquin y Madame Leprince Beaumont y  podemos observar la evolución que sufren los cuentos folclóricos con el paso del tiempo, cuentan la historia de "Cupido y Psyque" con diferente nombre, y con variaciones. Observamos con estos autores  la diferencia existente entre la versión de un hombre y una mujer sobre la misma historia, siendo más cruel la del hombre. En la versión Berquin el lobo blanco muere a pesar de que la chica le acaba amando, y en la de Beaumont la bestia acaba convirtiéndose en príncipe para casarse con bella.
Berquin (Francia) publicó “El amigo de los niños”, un libro que estaba compuesto por varios libros, como “El lobo blanco”;  más tarde Madame Leprince de Beaumont escribió “El almacén de los niños”, dentro del cual encontramos “La Bella y la Bestia”, es la primera que utiliza este nombre.
En esta misma época, John Newberry (Inglaterra) crea una editorial y los vende en su librería, publica libros de cuentos folclóricos para niños que ya saben leer ,7 años. El más conocido es “Little pretty pocket book”.
En España en el XVIII destacan  fabulistas como: Iriarte (que escribe fábulas literarias en verso) y Samaniego (escribe fábulas moralizantes).
Iriarte cogió fábulas y las adaptó con sus propias moralejas para meterse con los malos poetas.
Samaniego,  escribe las fábulas por encargo del seminario de nobles, y muchas de ellas están  inspiradas en Esopo. Ambas fábulas están escritas  en verso y no son infantiles.
En el siglo XIX aparecen otros recopiladores muy famosos, los hermanos Grimm, Jacob y Wilhelm, que viven en la Alemania de la primera mitad del siglo XIX.
Esta época es el Romanticismo y de los nacionalismos, y el alemán es uno de los más fuertes. Esto hace que los hermanos Grimm quieran preservar aquello que consideran típico alemán. En algún momento les propusieron hacer una recopilación de cuentos folclóricos alemanes y aceptan para que no quedaran en el olvido. Su idea no era adaptar, sino simplemente que estas historias no se perdieran, pero el problema fue que las historias se editaron y publicaron, y gustaron mucho, convirtiéndose en best seller porque eran cómodas de leer a los niños y cortas. Después de la segunda edición hubo éxito, pero también quejas de los padres porque las historias tenían elementos que no eran adecuados para la infancia, como el sexo, la violencia, el incesto… (Los niños de la corte estaban más protegidos que los del campo). Debido a las quejas, el editor les pidió que cambiaran lo que fuera inapropiado, y al principio ellos se negaron ya que ellos no habían escrito para que los destinatarios fueran niños, sino que sólo pretendían recopilar las historias para no perderlas, pero más adelante accedieron. A partir de la tercera edición los cuentos son como los conocemos ahora y carecen de moraleja. Como hemos dicho comentado anteriormente, éstos son los que introducen al leñador en "Caperucita roja" para que tenga  un final feliz (evolución de una versión dura a una suave).
También en Alemania destaca, Hoffmann, otro recopilador,  con “Cascanueces y el rey de los ratones”.
En Dinamarca destaca Hans Christian Andersen, el cual fue el  patrón de la literatura infantil. Escribe más en   la época del realismo, y es recopilador y adaptador. Andersen es el autor del cuento "El patito feo", el cual era considerado por la gente como su biografía, debido a que durante su vida sufrió rechazo social.
En este mismo siglo en España destacan: Fernán Caballero, el padre Coloma con una recopilación de libros moralizantes y la editorial Calleja entre otros.
Es aquí es donde se une la literatura folclórica con los textos de autor.

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