domingo, 15 de mayo de 2011

LITERATURA FOLCLÓRICA (2)

TEATRO, POESÍA Y PROSA FOLCLÓRICOS
Ya hemos hablado de la literatura folclórica con anterioridad y ahora vamos a ver los géneros que nos encontramos dentro de la literatura folclórica.
Empezamos por el TEATRO:
Los textos teatrales folclóricos no existen porque son transmitidos de boca en boca, pero si existen representaciones dramáticas folclóricas, ya que la historia se conoce aunque el autor sea desconocido.
Las manifestaciones teatrales son de tres tipos:
Por un lado tenemos las representaciones de carácter religioso.
En segundo lugar, las representaciones festivas y erótico/festivas, son representaciones que tienen connotaciones sexuales y no eran para niños, aunque en ocasiones estaban presentes. Eran representaciones con muy poco texto.
En tercer lugar, tenemos a los Cómicos de legua. A estas  personas se les conoce desde la Edad Media y no tenían ninguna preparación y tampoco tenían forma de vivir. Eran considerados,  junto con las prostitutas y ladrones, lo más bajo de la sociedad.
 Formaban un grupo e iban por los pueblos haciendo representaciones teatrales. No cobraban entrada, pero al final de la obra pasaban para recibir alguna propina. Aprovechaban las fiestas de los pueblos. Era una manera de salir de la pobreza  y en España han existido hasta la posguerra.
Tenían obras para los niños que se llamaban “Títeres de cachiporra” que eran representados con marionetas de mano. Todos tenían el mismo argumento y las variaciones dependían de los personajes que tuvieran.
El argumento era el siguiente: normalmente aparece un chico con un nombre típico español que tiene algo a lo que quiere mucho, luego también hay un personaje malo que se lo quiere quitar, y cuando el chico se despista se lo quita y ahí comienza la interacción con el público . Aquí suele ser el chico el que resuelve los conflictos.

POESÍA: la poesía folclórica es de varios tipos.
1. Está relacionada con los adultos, es de carácter amoroso y fue la primera que se puso por escrito. La gente hacía cancioncillas de autor, las cantigas galaico-portuguesas se pusieron por escrito en la Edad Media.
2. Coplas para acompañar los distintos momentos del año y de la vida de las personas. Muchas de ellas son infantiles. Este tipo de poesía va muy ligada a la música y a lo lúdico. Son muy antiguos  y los recogió por primera vez un autor en el XVI en un libro sobre las canciones y los juegos de los niños. Actualmente, Pedro Cerrillo es un investigador sobre la poesía folclórica infantil y comenta que no debemos confundir la poesía tradicional con la popular.
Hizo una clasificación por temática en tres grandes grupos:
-       Rimas de ingenio (no  llevan música propiamente dicha): retahílas, sorteos, disparates, burlas, trabalenguas, adivinanzas, prendas…
-       Juegos y rimas de movimiento y acción (están relacionadas con la actividad física): nanas, mover manos y piernas, balanceo, golpes, cosquillas, risas, movilidad/inmovilidad, andar, saltar, correr, girar, tiento, lanzar objetos…
-       Danzas de corro (canciones para interactuar niños y niñas): canciones, dar palmas, saltos y giros, pasillo, mimos e imitaciones, escenificaciones…
3. Las oraciones: no están incluidas en los ritos cristianos, normalmente tienen un carácter pagano, aunque nombren personajes religiosos para proteger del mal. También son las oraciones infantiles.
Y para finalizar la poesía, diremos que tienen un elemento, el “sinsentido”, que también lo encontramos en la poesía de autor. Por lo que la poesía folclórica se fundamenta en lo absurdo.
En ocasiones el transmitir de boca en boca, cambia la letra y la función.


PROSA:
En la prosa folclórica nos encontramos con relatos breves, cuentos que reúnen las mismas características de los textos folclóricos que vimos con anterioridad (no infantiles, no son para nada machistas, textos que expresan los deseos del pueblo…).
Los cuentos folclóricos se están perdiendo al igual que  la poesía.
Los textos folclóricos no se consideraban que fueran textos literarios y por lo tanto no se estudiaban y hasta la mitad del XIX no se consideraban objeto de investigación.
Vladimir Propp, fue el primero folclorista encargado de investigar textos. Seguía una corriente de investigación denominada estructuralismo. Publicó “Morfología del cuento”, quiso estudiar la estructura de los cuentos folclóricos rusos y recogió muchos textos, y los dividió en cuatro grandes bloques: mitos, animales, fórmula y hadas.
A continuación profundizaré en cada uno de los bloques.
Empezamos por los Mitos, son de origen religioso y tratan de explicar a través de sencillas historias para el pueblo, hechos naturales, sociales o psicológicos. Hay explicaciones sobre el cambio de estaciones en todos los mitos. Los personajes son dioses o héroes. Por ejemplo, el día que explicamos esto en clase, la profesora nos contó el “Mito de Cupido y Psyque”, (en dos sesiones) el cual venía a decir que la razón y la pasión no pueden ir de la mano y en la segunda parte del mito, nos explica que si ese amor apasionado es verdadero, si se puede conseguir que ambos vayan de la mano. Esto es una explicación psicológica.
En los cuentos de animales, todos los protagonistas son animales. Los cuentos pueden ser de dos tipos: unos que son para entretener, los cuales representan a seres humanos y no tienen enseñanza ninguna, la gente al final sacaba sus conclusiones. (“Los tres cerditos”, por ejemplo). El otro tipo son las fábulas, las cuales siempre llevan moraleja y la mayor parte son representadas con animales, que no representan a seres humanos, sino arquetipos humanos como por ejemplo el zorro que simboliza la astucia.
El primer recopilador de fábulas en Grecia fue Esopo.
Los cuentos de Fórmula, tienen fórmulas que se repiten, y para contar los cuentos hay que aprendérselas. Son cuentos pensados para los niños, son por lo tanto infantiles y los hay de varios tipos: los cuentos mínimos (como las bromas en verso) y los cuentos acumulativos, como “El gallo kiriko”.

Los cuentos de hadas, no son cuentos en los que solamente aparecen hadas, sino que también hay personajes mágicos, buenos o malos. Como por ejemplo, “La Cenicienta”, “Blancanieves”, “La Bella durmiente”…

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